domingo, 11 de diciembre de 2011

Análisis de poemas

A continuación analizaremos el papel de Penélope en los siguientes poemas :

El viento en Ítaca-Francisca Aguirre

En este poema Penélope se muestra como la mujer preocupada, que espera impaciente que vuelva su marido, pero no sabe en que situación está él, y asume el peso de llevar su vida, la de su hijo, sus tierras... ella sola.


Sentada ante su bastidor, ella fue dueña
del lentamente desastroso Imperio de los días.
Sus manos la pesada tarea asumieron
y una constancia más fuerte que el cansancio
junto a ella se sentó.
(Frente a la terquedad de su dedos fabriles
el mar entonces fue sólo una gota mesurable
y el horizonte un mirador en torno a Ítaca.)
Un viento de regreso silbó una madrugada:
despertar fue asomarse a un campo de batalla asolado.
La luz fue descubriendo la figura sentada
que acariciaba compasivamente la tela dactilar,
su patrimonio de trabajo y de horas,
sus madejas de canas.
(Una costumbre de quietud
y una tristeza como un perro a sus pies
la rodearon de silencio.)
Lejos resonaba la voz, la voz de Ulysses.
Frente a su bastidor, desesperadamente,
ella intentaba recordar un nombre,
sólo un nombre:
el que gritaba Ulysses por las calles de Ítaca.


Teresa Ortiz-Ítaca


En este poema Penélope no hace el papel de la mujer que espera su hombre sino que da la impresión de que en un diálogo con Ulises le está diciendo: ¿Ahora vienes?


Tal como prometió ha vuelto el rey de Ítaca.
Ha sido un largo viaje.
Por ti desafié la ira de los dioses.
Atrás quedaron tierras, caricias de otros brazos.
La música más bella que un mortal escuchara.
Hoy brilla el mismo sol en este hermoso cielo
que iluminó violento los días de mi dicha.
Bajo él vi muchachos que luego fueron hombres.
- Ambición y codicia cambiaron sus miradas
como cambian al mar el viento y las tormentas.-
Y aunque rogué a los dioses no ver esta mañana
de nada me ha servido.
Cumplido he mi destino: de mi astucia y mi fuerza
guardarán fiel recuerdo los hombres y los mares.
Todo valió la pena pues me esperaba Ítaca.
Mas Ítaca eras tú, mi prudente Penélope
que guardaste mi casa, defendiste mi hacienda.
Quien osó despojarnos lo pagó con la vida.
Al igual que esta tierra he sido sólo un sueño.
Demoré cuanto pude tu estancia lejos de ella.
Yo fui Circe, Nausícaa… Ítaca no existió.
Tu vuelta me condena, al reino de las sombras.
Muertos los pretendientes ya todo es como antes.
Nada importa si el tiempo dejó huella en tu rostro.
Para mí serás siempre aquella que me espera,
tejiendo mi regreso.
¿Los pretendientes, dices?… Soy demasiado vieja.
Casi no te recuerdo y nunca esperé a un héroe.
Sí, mi nombre es Penélope.



José Luis Puerto

Penélope es la metáfora de la vida de todos los seres humanos porque nos pasamos todo el tiempo tejiendo ilusiones, sin reconocer lo que es verdaderamente importante.

Somos Penélope que espera
En Ítaca al Ulises que soñamos.
Tejemos ilusiones en el cénit,
Al ocaso la vida destejemos.
Somos tal vez la mueca de los dioses,
Cualquier siniestra burla del Olympo.
Y ese porquero anónimo, inconsciente,
Lo reconocerá, mientras nosotros
No sabemos que llega.
* * * * * * *
En los andenes, el tumulto,
El tráfago inmediato de las gentes,
Ese ligero pálpito en la sangre,
Anuncia imperceptible
Una llegada próxima.
Tal vez el propio Ulises
Arribe a nuestra casa,
Tras larga, accidentada peripecia,
A habitar entre nosotros.


María Aoiz-Penélope y su mudanza:

Penélope en este poema muestra un profundo sentimiento de soledad, se siente abandonada y pasa las tardes pensando en la ausencia de su hombre, aunque ya está harta y decide que no necesita a nadie, prefiere ser libre.

 I

 ¡Ay, Ulises, cómo duelen
los silencios del agua!
Besa el sol una caracola
abandonada en la playa.
En su espiral
se enredan cada tarde
las sombras de tu ausencia.
Cuando otros brazos
te hacen la noche menos larga,
crece mi tela de araña.
Yo bebo una pócima amarga
y las espinas de mis dedos
destejen la distancia.
Ulises, qué dolorosos
los silencios del agua.

II

He representado mi papel con dignidad.
Abandonado entre las matas de ilagas
el vestido de seda salvaje,
el de Mujer Araña. Ahuyento a pedradas
La caterva de sarnosos pretendientes.
¡Al fin libre! Ya no espero nada.
Ni a nadie.
La tarde lame mi piel sala.da.
Ser sola es mi auténtica Odisea.




Beatriz Hernanz

De nuevo en este poema se muestra la soledad que siente Penélope que está cansada de esperar y su ilusión se pierde en la marea.

Yo no puedo ver la extraña melancolía de tus manos.
- Quién le pone espuelas a la noche,
quién le roba los sueños al destino,
quién ofrece más heridas a la muerte.
Penélope
trenza lenta un manantial de esperas,
convida al sueño con la sal de su silencio.
Y la piedra,
arrugada de quietudes,
condenada en la línea del horizonte,
dice aquí estoy, sola,
no me caben más caballos en el pecho.
Tal vez pronuncie su nombre,
intransigente, la marea.
Penélope,
con el suelo desolado,
inhabitable del reloj,
disfrazada de un galope de latidos,
ha huido.
Se abrió también la noche en sus manos de silencio.




Pequeño esquema con los aspectos que muestra Penélope en los poemas anteriores:


Penélope espera a Ulises:
- Ya no lo recuerda - En ``El viento en Ítaca´´ de Francisca Aguirre.
- Ya no le importa - En ``Ítaca´´ de Teresa Ortiz.

Penélope se rebela contra su destino:
- Quiere ser libre - En ``Penélope y su mudanza´´ de María Aoiz.
- Pierde la ilusión - En el poema de Beatriz Hernanz.

La vida consiste en esperar:_
- Teje ilusiones - En el poema de José Luis Puerto.

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